miércoles, 17 de diciembre de 2014

Retirada

Cuando una disputa sólo tiene por resultado juicio sobre juicio, mejor retirarse de la contienda.

Internet:

un gran abanico de imposibilidades.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Revelaciones




Echado como un perro sobre mi cama,
un colchón de espuma,
pensando con la cabeza vacía,
mi hermano tecleando de espaldas a mí,
la luz del monitor parecía no iluminar,
arropado por la oscuridad de la noche,
sumergido en la nimiedad personal,
mientras sonaba música clásica
que parecía no tener sonido,
mientras masticaba una sabrosa ensalada
que ya no parecía tener sabor;
la herida que una vez me provocaste de repente sanó.
La necesidad de mantener la distancia contigo,
de contestar tajante a tus correos repletos de reproches,
se acababa de desvanecer, sin más.
Como si acabara de despertar de un extraño sueño,
me sentí animado a escribirte otra vez,
y esta vez preguntarte cómo te había ido
todo este tiempo que mantuve al margen de ti.
El recuerdo de este dolor se me antojó algo antiguo y lejano,
una broma que no había podido entender hasta ese preciso instante,
aunque era consciente que apenas unos minutos antes había estado ahí.
Un momento después de esta revelación,
me puse a leer el correo que me acababas de enviar:
tus groserías, tus insultos, y desprecios hacia mí.
De repente pensé que la herida se iba a abrir de nuevo,
sentí el impulso de apartar la mirada,
o leer rápido saltándome palabras y frases,
pero esa otra parte de mí me dijo: "¡no lo hagas, lee atentamente!".
El corazón empezó a latir fuerte y rápido,
¡qué grandiosidad!
Hasta hoy conocía la hermosura de mi propia oscuridad,
pero ignoraba la belleza de la oscuridad ajena.
La podredumbre y el dolor que en todos habita,
la misma que hace apenas unas semanas me hizo llorarte,
la misma que estaba entrando por mis ojos mientras te leía,
asomó como virtud, alimento para mi alma,
y alabé y agradecí tanta oscuridad dedicada con tal devoción hacia mi persona.

Al fin comprendo profundamente las palabras de IVO Incuerdo:
Vuestro odio es mi sustento, cualquier mal que me deseéis os lo agradezco.

Y las palabras que ya me dijo el Tengu en su momento,
resuenan ahora de nuevo con más fuerza que nunca:
De mi debilidad deviene mi poder, de mi poder mi debilidad.

¡Te maldigo Tengu, por tantas bendiciones como me concedes!

la Parca

La vida es efímera,
podemos irnos en cualquier momento.
La amenazadora sombra de la muerte
apremia a la vida.