sábado, 20 de febrero de 2021

ACERCA DEL PODER Y SU OPOSICIÓN, DE LA DERECHA Y LA IZQUIERDA, DEL ESTADO Y LA NACIÓN

El socialismo y el nacionalismo, dos ideologías, dos concepciones que hacen referencia a una misma cosa: la sociedad, o la nación, entendida en su significado ligado a las personas que viven en un mismo territorio.
Las ideas de lo social y lo nacional han sido utilizadas por aquellos quienes aspiraban a detentar y/o manterse en el poder, convertidas así en ideologías. ¿Porqué? Pues porque todo régimen de poder se sustenta y se mantiene necesariamente gracias a la aprobación de dos tercios de la sociedad, el acomodaticio y el conservador, es decir, los que se contentan y lo aceptan, y los que lo apoyan y defienden. Es por lo tanto algo esencial y necesario para quien o quienes están en el poder o aspiran a él, tratar de identificar a las masas con su discurso. ¿Qué mejor manera que utilizar como pretexto lo social o nacional?
Si los términos derecha e izquierda en el contexto político se entienden en su sentido original, el Estado y aquellos que lo defienden serían la derecha.
¿Dónde quedaría la izquierda? En el Estado no puede estar, porque el Estado es el poder, lo estable, lo establecido.
La izquierda sólo puede existir dentro del tercer tercio, el conocido como tercio laocrático, aquel que no apoya, rechaza, se opone, o desea poner límites al poder establecido en el Estado.
Entonces, es evidente que ni Stalin era de izquierdas, ni Franco nacionalista. ¿Cómo puede ser de izquierdas aquel que está en el poder y lo conserva? ¿Cómo puede ser nacionalista aquel que enfrenta a la nación para hacerse con el poder del Estado?
Mussolini definió el fascismo como el Estado total, es decir, la integración de las masas en el Estado, o dicho de otra manera, la anulación de la nación a través de la identificación de las masas con el poder del Estado.
Puede haber derecha en la nación, pero jamás podrá haber izquierda en el Estado. Así que se deduce que la única izquierda posible, la única oposición al poder establecido, el único límite al poder total de los Estados de partidos, debe constituirse en el seno de la nación; la llamada sociedad política.