Son las 7:12, hace un momento me desperté de un revelador sueño, me levanté y encendí la luz, cogí bolígrafo y libreta y me puse a escribir los detalles que podía recordar. Me entraron ganas de cagar, así que decidí seguir escribiendo en el retrete. Al activar el interruptor de la luz de la cocina, y mientras permanecía a oscuras esperando que se encendiesen los tubos fosforescentes, tuve miedo y vacilé, entonces recordando la comprensión final del sueño, avancé y la cocina se iluminó. Durante el transcurso del tiempo sentado en el retrete, mientras escribía lo que viene a continuación, me iban llegando recuerdos, visiones y comprensiones, mientras más y más escalofríos sacudían mi cuerpo.
Despierto en la noche. La habitación está iluminada por la luz de la luna, las ventanas abiertas de par en par, y las cortinas se agitan con el viento que entra en la habitación. El dormitorio parece el típico dormitorio de castillo: espacioso, con paredes y suelos de piedra, ventanas altas... Me levanto para cerrarlas, y en ese momento aparece ante mí una clara visión, la cara de un duende sonriendo maliciosamente.
Más tarde, quizá al día siguiente, el mago de la torre me explica que el suceso de la noche anterior tiene su sentido. El duende me ha elegido anfitrión, y viene en mi búsqueda. Así que se ofrece para ayudarme en mi preparación, para que cuando llegue sepa recibirle como es debido. Me pide que tome nota de los cuatro niveles que va a enumerar, que son las cuatro fases en la evolución y el desarrollo de este camino:
1. Poder. Al comenzar a girar sobre ti, y empezar a sentir el Poder, crees haber entendido la magia, y crees poder emplearla. Mas al intentarlo llega el segundo nivel.
2. Vértigo. Todo comienza a temblar, y uno no puede sino tambalearse, toda creencia en torno a poder dominar el Poder se disipa, y aparece el Vértigo, una terrible sensación de inseguridad y peligro.
3. Voluntad. Cuando el vértigo es superado, empiezas a sentir el verdadero Poder. A partir de ese momento puedes empezar usarlo a Voluntad.
4. Fusión. Es cuando el Poder y tú os convertís en una misma cosa. El mago ya no puede emplear el Poder, él es el Poder, el Poder lo invade todo. Desaparecen los límites entre mago y conjuro, espíritu invocado y espíritu invocador.
Al día siguiente el mago me lleva a una sala en penumbra, y empieza a instruirme. Mi enseñanza es sencilla al principio, lo único que hago durante la práctica es girar, y girar; todo el tiempo. Girar sobre mi propio eje, girar sobre mí mismo. Primero de pie, después con un sólo un pie. Cuando domino estas técnicas aprendo a mantener el equilibrio haciendo el pino, y el siguiente ejercicio es volver a girar, ahora en esta misma posición, es decir, boca abajo, con la fuerza de mis brazos. Cuando al fin el ejercicio se vuelve fluido, y consigo girar ya sin esfuerzo, me invade una gran seguridad y confianza en mí mismo. Mientras experimento estas sensaciones sigo girando en la oscura sala, una poderosa energía se activa en mi cuerpo, que empieza a manifestarse hacia afuera: sensación de ligereza, como si flotara, carcajadas, y chispas de luces de colores girando a mi alrededor.
En otro momento, el mago y yo estamos realizando algún tipo de ejercicio o prueba mediante el uso de una computadora portátil. El mago empieza a explicarme algo y yo interrumpo mi ejercicio para escucharle. Cuando cojo de nuevo el ratón, observo con curiosidad que el cursor en la pantalla se mueve en dirección opuesta a la que debería. Entonces trato de teclear algo, pero el mago se da cuenta de lo que ocurre, e inmediatamente me detiene agarrándome fuertemente de la muñeca y grita: ¡No toques nada! Sin soltarme, el mago tira fuertemente de mí y juntos corremos en la oscuridad. Siento que nuestras vidas están en peligro, como si un poder siniestro y terrible nos pisara los talones para saltar sobre nosotros. Salimos de la sala a grandes pasos, y de golpe, en el pasillo ambos chocamos contra una fuerza invisible que me hace caer. La cara sonriente y malévola del duende aparece ante mí: siento terror, creo que es el fin... Pero descubro que su cara es mi cara, mi cara es la suya. Duende y yo nos convertimos en una misma cosa. El poder se desata y me pongo en pie siendo el Poder. Con tanta autoconsciencia siento que la realidad se disipa...
Despierto en la noche, y me encuentro tumbado boca abajo sobre el colchón. No me muevo, todavía siento el Poder fluyendo en mí. Trato de relajarme y recordar los detalles de lo que acabo de vivir. Cuando creo haber atrapado la esencia del sueño, me levanto a oscuras. Recuerdos de "mi vida real" tratan de imponerse a esta fuerza, tratan de decirme y recordarme quien soy, y que lo que acabo de vivir es tan sólo un sueño, pero tengo la convicción que esto no es así. Enciendo la luz y busco en la habitación bolígrafo y libreta...
¡Por Crom! Una de las experiencias [oníricas] más fascinantes de las que he tenido conocimiento. ¡Mis respetos, guerrero, brujo, bufón!
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