Millones de cucarachas anidan bajo nuestros pies en las oscuras y pestilentes cloacas de las ciudades. Se alimentan de la mierda, así que somos nosotros quienes les damos de comer. Millones de hormigas descuartizan sus cadáveres aplastados y resecos, sobre el ardiente asfalto, bajo el sol del verano.
Los gusanos también tienen un hambre voraz. Yo mismo les serviré de alimento una vez haya muerto y yazca en el subsuelo.
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