Una noche, mientras trabajaba de mesero, comprendí que los camareros siempre están expuestos a una grave amenaza: como mediadores entre las bestias hambrientas y los cocineros, si los platos tardan demasiado en salir, deben tratar de amansar a las ávidas criaturas para que no terminen devorádolos a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario