Toma el libro entre tus manos, siente que es un objeto mágico, vibrante y sensible, un oráculo conocedor de los secretos del multiverso, capaz de percibir tus pensamientos y escuchar tus palabras.
Hazle cualquier pregunta respecto a tu pasado, o tu presente. Quizá sobre algún suceso o aspecto de tu vida que no alcances a comprender en profundidad. A continuación, intuitivamente, abre el libro, señala con el dedo índice de tu mano izquierda en un punto de cualquiera de las dos páginas, y lee la respuesta que el oráculo te brinda.
¿Hasta dónde debes leer? A veces su respuesta puede ser una única palabra, otras todo un párrafo. Cuando sientas que lo que lees ya no guarda relación con lo que has preguntado, detén tu lectura.
Si la respuesta que te proporciona el oráculo te parece imprecisa, poco clarificadora, demasiado abstracta o críptica, cierra el libro de nuevo y replantea al oráculo tu pregunta en base a la información recibida. Repite la operación antes descrita tantas veces como sean necesarias, hasta que tus preguntas hayan sido respondidas satisfactoriamente, y resueltas tus dudas.
Si lo que el libro te dice se te asemeja totalmente arbitrario o inconexo, plantéate si te has dirigido al oráculo de manera adecuada. Intentar ponerlo a prueba preguntando algo cuya respuesta ya conocías, o tomar a broma el propio acto mágico que estás realizando, son faltas hacia el oráculo.
La incapacidad para imaginar que otras realidades son posibles, incapacita al libro a responder adecuadamente. En tal caso, es preferible que te dediques a otra cosa.
¡Larga vida a la libromancia!
ResponderEliminar¿Era usted conocedor de estas artes, señor Nechaev?
ResponderEliminar