Conteniéndolas temporalmente nos volveremos sensibles a sus influjos, y tras cada posesión, parte de su esencia permanecerá en nosotros para siempre.
Siendo en apariencia inferiores a estos antiguos, sabios, y poderosos espíritus, los humanos podemos llegar a convertirnos, de algún modo, en seres superiores a éstos. Atesorando todas estas potencialidades, personalidades y saberes en su propio ser, un mago puede convertirse así en una temible hidra de mil cabezas.
Me ha gustado mucho la imagen. Quizás la posesión consciente es la única arma contra la posesión inconsciente del ego, la publicada y la propaganda.
ResponderEliminarUn saludo, G. R. G.
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