martes, 23 de junio de 2015

El jardín de las delicias

Bajo la hermosa apariencia de cada uno de los arbustos de aquel jardín, recortados cuidadosamente en forma de pez, caballo, ninfa marina, o camaleón multicolor, había un ser sensible, un ser vivo sufriendo la poda asidua de la punta sus ramas, y el consecuente desorden de la reproducción de las mismas. Bajo todas aquellas formas agradables a los ojos de algunas personas, cada una de aquellas plantas, sentían en cada una de las células que conformaban su existencia, el deseo por extender sus ramas hacia el sol en una ordenada, natural, y perfecta forma en espiral que ya jamás podrían tener; el deseo de ser aquello que estaban predestinadas a ser, pero que algunos hombres insistieron en impedir a toda costa.

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